Cannabis, ¿una nueva industria?

A comienzos del mes pasado, el gobierno jamaicano comunicó sus firmes intenciones para la despenalización de la posesión de pequeñas cantidades de cannabis, y se posiciona tras el rebufo de algunos países europeos y latinoamericanos, precursores en la materia. Tras décadas de lucha contra el cártel y el consumo de drogas, el gobierno jamaicano ha optado – parece ser – por afrontar la delicada situación desde una perspectiva distinta.

Nos encontramos ante la tesitura un tanto complicada donde nada es lo que parece y todo es complicado. Nada mejor que un ejemplo real: hagamos referencia, pues, a la decisión del gobierno británico promoviendo la ilegalización del khat, una droga estimulante derivada de un arbusto nativo del África oriental y del sur de Arabia. Hasta aquí, todo parece sencillo: el gobierno localiza una nueva droga en el país; la droga es mala; la droga se prohíbe. Sin embargo, lo que muchos no saben es que incluso el Gabinete Antidrogas Británico se opuso a tal decisión. ¿Por qué? El Gabinete teme que los consumidores de khat satisfagan sus adicciones con productos aún más nocivos.

¿A dónde queremos llegar? Nos adentramos en un mundo extremadamente complejo donde convergen debates políticos, médicos y éticos. Bienvenidos al debate que muchos han entonado al ritmo de Ska-P: la lega-legalización.

ACLARACIONES

“Probé la marihuana una vez. No inhalé”.

Bill Clinton, ex presidente de los Estados Unidos.

Somos gente sensata, ¿verdad? Y como tal, siempre analizamos minuciosamente todos los elementos a tener en cuenta en un debate antes de emitir nuestra opinión. A través de este artículo trataremos de dilucidar los distintos ejes que modelan este asunto. Baste decir que esta disertación opera desde una óptica estrictamente objetiva en la que se analizan los distintos óbices del quid de la cuestión sin en ningún momento emitir opiniones personales o promover el consumo de ninguna substancia estupefaciente.

Nosotros ofrecemos los argumentos, vosotros ponéis la opinión.

LAS 3 FASES: ILEGALIZACIÓN, DESPENALIZACIÓN Y LEGALIZACIÓN

Como antes comentábamos, Jamaica ha propuesto la despenalización – que no legalización – de la posesión de derivados del cannabis. Es decir, quien posea hasta 57 gramos de cannabis únicamente será multado y no podrá ser perseguido por la justicia ni enjaulado. Nuestros países vecinos contemplan otras medidas algo más originales: los consumidores de cannabis en Portugal pueden ser forzados a asistir a sesiones informativas e instructivas anti drogas y en Italia las autoridades pueden confiscar el carné de conducir del fumador de ganjah.
Los objetivos perseguidos por las metodologías explicadas son variados. En Jamaica, país con una de las mayores tasas de asesinatos en el mundo, el gobierno estima que, en términos de funcionalidad, es más eficiente destinar el máximo número de unidades policiales disponibles a crímenes de mayor envergadura que a arrestar a potheads.

La despenalización del cannabis no es más que un paso intermedio entre la legalidad y la ilegalidad del cannabis. Sin embargo, tal y como indican los expertos, la despenalización no logra alcanzar el meollo del problema; no logra erradicar ninguno de los fundamentales peligros que conlleva el consumo de drogas. Problemas que podrían resumirse en tres: 1) la estructura delictiva y red ilegal que subyace en el tráfico de drogas 2) el peligro para la salud individual del consumidor 3) el peligro para la salud pública.

Mientras la producción/venta de drogas siga siendo legal en Jamaica, el negocio revertirá en manos de las redes criminales donde los gangsters jamaicanos gozarán de un control absoluto del mercado: la corrupción de agentes seguirá al alza y los asesinatos de rivales no cesarán.

LOS PRECURSORES

Sin embargo, todo parece indicar que la descriminalización no es más que paso intermedio y necesario encaminado a la legalización del cannabis. Tal cual sucedió en Uruguay, Colorado o Washingthon. Legalizando esta droga, las autoridades han arrebatado el cultivo y la distribución del producto a los malhechores para dejarlo en mano de aquellos emprendedores dispuestos a pagar una licencia. Ellos se rigen de acuerdo con la legalidad, siguiendo las instrucciones impuestas de a quién, cómo y cuándo vender su producto.

Ah, y han de pagar impuestos, ¡Impuestos! Y las ganancias no son menospreciables. Según Bloomberg, el Estado de Colorado ha estimado unas ventas anuales de 578.1 millones de $ de los que 67 millones revertirán en el Estado en forma de impuestos y licencias. Parte de estos impuestos se destinará a la construcción de escuelas; el restante servirá para la regulación de la industria y a la deshabituación de jóvenes adictos.

Pasemos de la teoría a la práctica. ¿Qué números se han cosechado en Colorado desde la apertura de los puntos de venta oficiales el pasado 1 de enero? El departamento de impuestos sobre la marihuana de Colorado ha recolectado $3.5 millones, $4 millones, $4.9 millones y $5.27 millones para los meses de enero a abril respectivamente. En el primer cuatrimestre del año, el Estado de Colorado ha amasado $17.67 millones. De seguir progresando de al mismo ritmo, deberían superarse las estimaciones de Bloomberg con creces. Para hacernos a la idea de la magnitud de estas cantidades, en el mes de enero del año 2014 el gobierno de Colorado ha recolectado más impuestos de la venta de marihuana recreacional y terapéutica que de la venta de licores y vinos.

No obstante, no nos dejemos engañar tan fácilmente: de los $17.67 millones recolectados en base a impuestos, sólo $1.8 millones han sido destinados a la construcción de colegios en Colorado; algo más del 10%.

Dinero se gana. No está mal. Pero, ¿qué hay de los gangsters? ¿Siguen pululando a sus anchas? Aún es pronto para saberlo, pero tal y como retransmitió RT, las tasas criminales de enero-febrero 2014 han caído: los crímenes contra la propiedad han descendido un 14.6%, los homicidios un 66.7% y los robos un tímido 7%. El resto de actos violentos e ilegales han permanecido constantes o incrementado. Aún es pronto para saber si existe una conexión directa y causal entre la legalización de la marihuana y el descenso de las tasas criminales. El tiempo dirá.

Podéis echar un vistazo al Drug Policy Alliance Report que recopila datos tras los 6 meses de legalización de la marihuana y 18 meses desde su despenalización.

LOS DETRACTORES

Algo falla: no puede ser todo taaaaaan bonito. Sino, ¿por qué no hemos legalizado la marihuana aún? Hace cosa un mes el NY Times redactó un interesantísimo artículo retratando el lado oscuro de la legalización del cannabis en Colorado.

Los hospitales locales, por ejemplo, señalan un aumentado en los casos de intoxicación alimentaria, en adultos y en niños, fruto de un abuso de marihuana comestible.

También se dio el trágico caso – éste más rocambolesco y morboso – de un hombre que tras comprar un paquete de marihuana y perdió los papeles y comenzó a predicar el fin del mundo a diestra y a siniestra. Desgraciadamente, la historia se saldó con un final paupérrimo: el hombre enfundó una escopeta de caza para acabar con la vida de su cónyuge.

Por último, las autoridades también alertan sobre el aumento de individuos fumados al volante.

Aun así, y en honor a la verdad, los argumentos negativos son bien escasos, por el momento. Para bien o para mal, sólo con el tiempo podrán constatarse los nefastos efectos en la salud pública y de los individuos en el Estado de Colorado, si los hubiere. ¿Será demasiado tarde?

Hemos de ser francos y una vez más objetivos: hasta ahora la experiencia en Colorado ha sido positiva, o al menos eso nos cuentan. Sin embargo, insistimos en que apenas han transcurrido seis meses desde que se legalizó la marihuana allá. Con el tiempo surgirán nuevos datos y sólo entonces podremos apreciar las dimensiones de los beneficios o consecuencias propiciados por tal decisión.

LAS SUERTES ESTÁN ECHADAS

Llegados a este punto, el debate está más que servido. Tanto detractores como promotores de estas políticas tienen argumentos: y son argumentos de peso. Pero qué mejor manera de cerrar que con la cita del ilustrísimo Henry F. Amiel: “El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir nunca decide”.

FUENTE: http://www.club-mba.com/2014/07/04/cannabis-una-nueva-industria/

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