Que la industria del tabaco coqueteó con el negocio de la marihuana a finales de la década de los 60 y principios de los 70, en la época en que Richard Nixon ocupaba la Casa Blanca, es un hecho que ha salido a la luz a través de los documentos hallados en la Universidad de California San Francisco (UCSF).
Los archivos descubiertos revelan como las grandes compañías tabacaleras previeron que la legalización de la hierba iba a ser inminente en el país y se adelantaron a dar los primeros pasos para participar en el lucrativo negocio. Incluso hubo alguna compañía, como Philip Morris, que pidió al Gobierno federal que mantuviese confidencial el resultado de sus investigaciones sobre la hierba, expresando el deseo de que “no hubiese ningún tipo de publicidad”.
“Le facilitaremos los resultados confidencialmente y le pedimos que no identifique ni haga público donde ha sido realizada la investigación”, pedía en 1969 un vicepresidente de Philip Morris a Milton Joffee, el jefe de investigación científica sobre drogas en la Casa Blanca en aquella época, en plena guerra contra los narcóticos de la administración Nixon.
Y Joffee respondía: “No veo que exista ningún impedimento para mantener la confidencialidad que usted solicita”, esquivando así los procedimientos y formularios requeridos por el Departamento de Alimentación y Narcóticos.
Los documentos, descubiertos por investigadores de salud pública, sacan a la luz nuevos datos sobre la era del republicano Richard Nixon y, lo que es más significativo, aparecen en el momento en que en Wall Street empiezan a sonar las voces de algunos analistas que dicen que las compañías tabacaleras podrían estar considerando otra vez expandir su negocio con vistas a la legalización de la marihuana.
“El hecho de que la industria tabacalera estuviese explorando las posibilidades del negocio es algo que sigue sucediendo hoy en día”, señala Stanton Glantz, el director del Centro para las Investigaciones sobre el Control del Tabaco de la USCF. “La única cosa en la que se equivocaron es que creyeron que la legalización se daría mucho antes”, añade.
La legalización se palpaba en el aire en los años 70, aunque Nixon se oponía rotundamente. Pese a ello, entre 1973 y 1977, once estados despenalizaron la posesión de marihuana para consumo personal. La elección de Jimmy Carter, en 1976, también relajó la criminalización de la droga, hasta la llegada de Ronald Reagan y su viraje conservador que se tradujo en penalizar su consumo y posesión.
Las compañías tabacaleras niegan su interés
La postura de la industria tabacalera es quitar importancia a los documentos encontrados y negar que tengan algún tipo de interés en entrar en el negocio de la marihuana.
“Nuestra compañía no tiene ninguna intención de vender productos que tengan que ver con la marihuana”, ha manifestado David Sylvia, portavoz de Altria Group Inc (la compañía matriz de Philip Morris), en declaraciones a Los Angeles Times. “No queremos involucrarnos en nada relativo a la marihuana”.
Tampoco la industria del tabaco reconoció en el 71 que estuviese involucrada en el negocio. Joseph Cullman, uno de los directivos de Philip Morris en aquel año, así lo aseguró, contradiciendo así la nota escrita a mano del entonces presidente de la compañía, George Weissman, en la que dejaba constancia de la exploración de “potenciales productos”.
En otro documento de Philip Morris, esta vez sin firma, se lee: “Estamos en el negocio de relajar a la gente que está tensa y proporcionar un subidón a la que está aburrida o deprimida. La única amenaza a este negocio es que la sociedad encuentre otras maneras de satisfacer estas necesidades”.
Los documentos hallados no sólo implican a Philip Morris, sino también a otras grandes firmas del tabaco, tales como American Tobacco Co y British American Tobacco. El llamado “Pot Project” (Proyecto Marihuana) fue también lanzado en Gran Bretaña.
British American Tobacco, la segunda compañía tabacalera más grande del mundo, ideó en 1970 un plan estratégico para producir cigarrillos que contuviesen marihuana si se legalizaba la hierba y así provocar un cambio en el hábito de fumar.
La compañía ha manifestado en un comunicado que “eso sucedió hace mucho tiempo y que hoy en día no están interesados en el negocio”. Lo cierto es que las voces que vinculan tabaco y marihuana suenan de nuevo y algunos inversores adivinan que fundamento no les falta.
FUENTE: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/06/04/actualidad/1401911316_756852.html
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