Jesús Vicioso Hoyo. Madrid
Nueva York se acaba de convertir en la vigesimotercera demarcación de Estados Unidos en aprobar la marihuana terapéutica. Esto significa que prácticamente en la mitad del territorio administrativo de la primera potencia del mundo se puede consumir cannabis como si fuese cualquier otra medicina. En España, este asunto está muy restringido. Más allá de los porros, solo hay un fármaco de este tipo autorizado, cuya autorización está a punto de cumplir cuatro años y que, a pesar de las restricciones, su empleo crece vertiginosamente.
Hasta julio de 2010, los pacientes que querían utilizar la marihuana de forma terapéutica y paliativa tenían que solicitarlo por la vía del uso compasivo: había que importarlo del extranjero, puesto que en nuestro país aún no tenía el visto bueno oficial. Algo más de un centenar y medio de personas poseía la autorización para tomárselo, la mayoría en Cataluña. El medicamento empleado era Sativex, un ‘spray’ oral que contiene una combinación de dos extractos del cannabis: etrahidrocannabinol y cannabidiol. Y este mismo fue el único que, hasta ahora, se ha aprobado.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Santiarios recogió en la autorización que Sativex es un tratamiento adicional para la mejoría de los síntomas en pacientes con espasticidad moderada o grave debida a la esclerosis múltiple que no han respondido de forma adecuada a otros medicamentos antiespásticos y que han mostrado una mejoría clínicamente significativa de los síntomas relacionados con la espasticidad durante un período inicial de prueba del tratamiento. Porque he aquí la clave del cannabis terapéutico: el procedimiento debe ser “iniciado y supervisado” por un especialista con experiencia y “solo debe mantenerse en aquel grupo de pacientes que responda en las primeras cuatro semanas”.
Los datos que ofrece la farmacéutica indican que la tendencia del uso es más que relevante. “Al final del primer trimestre de 2014, el crecimiento de Sativex en volumen ha sido del 58 por ciento frente al mismo periodo del año anterior”. Y aunque no hay una provincialización de su uso, fuentes consultadas indican que el producto se consume en los hospitales de toda España y principalmente en aquello que cuentan con una Unidad de Esclerosis Múltiple, que son los que tienen mayor número de pacientes en tratamiento.
Equilibrio de la “debilidad y espasticidad, según las necesidades del paciente”
Un grupo de expertos españoles en esclerosis múltiple del Grupo de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN) ha elaborado un documento de consenso sobre la espasticidad, el síntoma más común de la esclerosis múltiple. Se trata de una rigidez total o parcial de músculos, lo que al paciente le dificulta, cuando no imposibilita, realizar tareas de su quehacer diario. El análisis de los expertos aborda la progresión de los tratamientos para estas patologías, Baclofeno o Tizamidina. Pero en caso de que no funcionen, recomiendan el uso del ‘spray’ de cannabis terapéutico. Como razones, argumentan que el propio paciente puede regular las pulverizaciones (entre una y doce al día).
“Esta terapia nos permite equilibrar debilidad y espasticidad, según las necesidades del paciente”, afirma Celia Oreja-Guevara, quien alude a datos que apuntan que “el 70 por ciento de los pacientes que toman este tratamiento han respondido al mismo y han mostrado signos de mejoría clínica”.
Un tabú difícil de superar
Roberto Castro, abogado especialista en la materia y representante de más de sesenta clubes ‘cannábicos’ de Cataluña, reconoce que aunque cada vez son más los médicos que recomiendan la marihuana terapéutica, “todavía sigue siendo un tabú”. “Hay mucha gente que solo se queda con tópicos pasados de moda. Pero lo que está claro es que hay una importante cantidad de enfermos a los que el cannabis les sirve para paliar dolores. Obviar esto es obviar una realidad muy importante”, reconoce.
Castro pone como ejemplo Estados Unidos, donde la ‘avanzadilla’ del reforzamiento legal para consumir fue, precisamente, el uso terapéutico. “En España ha sido al revés. Empezó reivindicándose el uso recreativo, y no son precisamente los mismos”, indica el abogado catalán, al tiempo que señala: “Lo que está claro es que si no se avanza en este sentido, los pacientes van a automedicarse cada vez más, lo que no ayuda precisamente. Hay que abordar en nuestro país este asunto de una manera seria y rigurosa”, concluye.
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