Pacientes sometidos a la cruel dictadura del cáncer y la quimioterapia; personas que tratan de sobrellevar el dolor y la fatiga con los que la fibromialgia lastra su cotidianeidad; enfermos de VIH y con las secuelas de otras patologías crónicas. Entre los usuarios de clubs cannábicos hay consumidores que aprovechan los efectos de esta sustancia con fines paliativos muy alejados de un uso lúdico. Pese a ser una parte minoritaria del grueso de socios, el conseller de Salut, Boi Ruiz, puso la semana pasada el foco en ellos y en la necesidad de regular el uso terapéutico de esta droga para que determinados pacientes no se vean abocados a buscar alivio en entidades de consumo cannábico.
Los servicios sanitarios catalanes prescribieron medicación a partir de extractos del cannabis a solo 111 pacientes el año pasado, y en el primer semestre de este año la recetaron a 85 enfermos. A todos se les dio Sativex, el único fármaco de este tipo autorizado por el Ministerio de Sanidad. Y que tiene la esclerosis múltiple como «la única enfermedad» para la que se receta, según el Servei Català de Salut.
«La indicación autorizada es para mejorar los síntomas en pacientes con espasticidad [rigidez muscular] moderada o grave por esclerosis múltiple que no hayan respondido a otros medicamentos», exponen fuentes de Salut. Para dar continuidad a la medicación se debe demostrar «una mejora significativa de los síntomas durante el periodo de prueba» del Sativex. La posología depende de los criterios del personal sanitario y la distribución se limita a los servicios de farmacia de los hospitales, según la conselleria.
POTENCIAL / En el 2006, el Departament de Salut inició un ensayo piloto con Sativex, fármaco de origen canadiense que se empleaba para el dolor neuropático en pacientes con esclerosis múltiple. La intención del Govern era establecer su posible eficacia terapéutica en enfermos de sida, pacientes anoréxicos y convalecientes de cáncer, pero sobre todo, la posibilidad de reducir los síntomas en forma de náuseas y vómitos durante la quimioterapia. Hasta entonces, no hubo ensayos clínicos para estos fines, según Salut.
Las pruebas realizadas con 174 pacientes de diferentes patologías mostraron que el 40% de ellos presentaron mejoría en la percepción del dolor, pero también un empeoramiento de la calidad de vida. En cuanto al síndrome de caquexia-anorexia, los resultados fueron más que notables, ya que el porcentaje de pacientes con poca hambre o ninguna pasó del 83% al 25%. Para los enfermos oncológicos y la administración de quimioterapia, el 32,3% de quienes presentaban náuseas no las volvieron a padecer en adelante, mientras que los que las mantuvieron vieron como pasaban de sufrirlas una media de 20 horas al día a 12 horas.
Resultados esperanzadores pero que llegaron a partir de un universo demasiado limitado para extraer conclusiones sólidas. Un escenario que parecía invitar a aumentar los ensayos y a fomentar el uso compasivo del medicamento, en definitiva, a administrarlo entre pacientes voluntarios para mejorar el conocimiento de sus efectos. Pero ocho años después, Sativex todavía se emplea en Catalunya en exclusiva para esclerosis múltiple y con cuentagotas, y no se conocen nuevos estudios autóctonos para confirmar todo el potencial apuntado por el fármaco. Un extremo que Salut atribuye en exclusiva a la Agencia Española del Medicamento, el órgano encargado de «regular y aprobar» los fármacos en el Estado.
Unas propiedades terapéuticas por explotar a las que ya se ha referido el conseller Ruiz, emplazando a las farmacéuticas a intensificar las investigaciones con el cannabis para el desarrollo de productos que den respuesta a las demandas de «cada patología», siguiendo el ejemplo que ya se explota en fármacos derivados del opio.
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