La cultura y las costumbres en la Vega Baja están unidas al campo y a la huerta. Es la tierra la que ha dado de comer a los habitantes de la comarca y, sobre todo, los trabajos del cáñamo, que durante décadas fue cultivado para después realizar todo tipo de elementos como cuerdas o suelas de abarcas, entre otros usos.
Como ya es tradición, la Escuela del Cáñamo de la localidad prepara un año más, con motivo de las fiestas patronales en honor a San Roque la siega del cáñamo. Esta se llevó a cabo ayer en la huerta callosina, en la que participaron varios alumnos de la escuela. Además acudieron al acto la concejal de Cultura, Almudena Guilló y el edil Francisco Lillo, el Juez de Aguas, el director honorífico del Museo del Cáñamo, Roque Albert y el profesor emérito de la Universidad Miguel Hernández, Joaquín Parra.
El calor no fue impedimento para que se demostrara, con la ‘corvilla’ en la mano, cómo se realiza la siega. Unos trabajos que además están a la espera de declararse Bien de Interés Cultural (BIC). Este acto simbólico, en el que se cortaron una treintena de manojos de cáñamo, sirvió como preludio para la vigésimo octava Demostración Nacional de los Trabajos del Cáñamo que tendrá lugar en el patio del Colegio Primo de Rivera mañana a las 11.00 horas. Además también habrá una degustación de productos típicos callosinos.
El director honorífico del Museo del Cáñamo, Roque Albert, afirmó que «lo que busca en estos momentos la escuela y los trabajos del cáñamo es que sean declarados como Bien de Interés Cultural». Esta misma afirmación fue suscrita por la edil de Cultura, Almudena Guilló, quien dijo que «en estos momentos el expediente para que estos trabajos se declaren BIC e inmateriales está en Valencia», a expensas de una respuesta por parte de la administración.
La concejal explicó que la distinción se haría para la cultura del cáñamo en general, que englobaría tanto el cultivo y los oficios del cáñamo o las rutas, entre otros aspectos. Guilló no quiso adelantar nada en concreto, pero afirmó que «estamos trabajando para que esto se consiga y cada vez estamos más cerca».
De momento los alumnos de la escuela y la asociación junto con el museo están trabajando para que esta tradición no se pierda y que los más jóvenes se enseñen a plantar y cultivar el cáñamo y a tratarlo después mediante los oficios como el agramado, rastrillado, espadado, entre otros trabajos. Esta cultura fue quizás la industria más importante de la Vega Baja, siendo Callosa de Segura la localidad donde más se confeccionaban las redes y cuerdas.
El cultivo del cáñamo ha tenido el apoyo de profesores de la Universidad Miguel Hernández y otras asociaciones que en los últimos años han estudiado que variedades de la planta son las idóneas para plantar en la zona, siendo esta una solución y vía de escape para superar la crisis que sufre este sector en la comarca.
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